viernes, 22 de junio de 2018

Y entonces fuimos 6

Un nuevo embarazo es una noticia que nos gustaría dar con cierto entusiasmo. Pero no nos sentimos así. Un embarazo después de una pérdida perinatal o neonatal está más lleno de sombras que de luces. Los primeros 4 meses han sido durísimos. Muchísimo malestar, náuseas y vómitos no han facilitado para nada mis ánimos, al revés. ¿Por qué tengo que volver a pasar por esto? ¡YO YA ESTABA! Había dicho que Xavi era el último, no podía volver a pasarlo tan mal... Pero la vida no es justa. Ya hacía más de 7 meses que intentábamos quedarnos embarazados de nuevo, al principio con la ilusión de conseguirlo de forma natural, como un regalo que nos mandaba Xavi desde el cielo y que validaría nuestro amor, nuestro dolor y todo por lo que hemos luchado estos meses. Pero los meses pasaban y al terrible sufrimiento del duelo se unía de nuevo la oscuridad de la infertilidad. Otro duelo que "ya habíamos superado" pero que inevitablemente volvió para azotarnos con fuerza, sobretodo después de un intento de tratamiento fallido y del embarazo de varios amigos a nuestro alrededor. Las navidades fueron uno de los peores momentos de este año de duelo. La impotencia, la rabia y el dolor se apoderaron de mí y me costó un esfuerzo sobrehumano seguir adelante. Pero afrontando el dolor, llorando y pataleando todo lo que necesité, con el amor de mis hijos y de mi marido y mucha ayuda de algunos amigos conseguimos pasar esas terribles fechas y en San Valentín conseguimos nuestro positivo. Un premio a todo nuestro esfuerzo, a nuestro amor, a nuestra lucha por mantenernos unidos, por no perdernos en el fondo del pozo de la desesperación. Empezó un nuevo camino que iría de la mano del duelo por la muerte de nuestro hijo, vida y muerte cogidas de la mano. 

Es muy difícil explicar que este embarazo nada tiene que ver con los otros tres. Al principio todo fueron dificultades añadidas, parecía que no iría adelante y la vida nos iba a golpear de nuevo. Pero nosotros teníamos una coraza, casi no sentíamos nada. El miedo a que se nos volviera a romper el corazón no permitía que nos vincularanos con este nuevo hijo que crecía dentro de mí. Decir que no lo queríamos es quizás demasiado... lo que queríamos era que nada de esto hubiera sucedido, que pudiéramos tener a nuestro precioso hijo en casa, feliz, jugando con sus hermanitos y llenando de luz nuestro hogar. Lo dije muchas veces, "no quiero esto, quiero a Xavi". El malestar físico me devolvió a la negación y a la ira, a la desesperación... No queríamos contarle a nadie que estaba embarazada de nuevo porque cuando lo contábamos a alguien veíamos en su cara una alegría que no podíamos compartir e intentar que entendiera que para nosotros era una putada tener que volver a pasar por esto era complejo y ni siquiera queríamos hablar de ello. Sentíamos que con la llegada de este nuevo bebé para los demás nosotros "ya habíamos pasado página" y no era en absoluto así, eso sería como negar a nuestro hijo y el dolor que producía su ausencia. 

Pero pasaron las semanas, se fue el invierno y con él se fueron las náuseas y el malestar. La primavera llenó de flores los campos, de hojas los árboles, de pajaritos que cantaban a todas horas. Y poco a poco empecé a encontrarme mejor. Esto facilitó mucho que me empezara a sentir mejor anímicamente, que tuviera fuerzas para decirme "merezco a este bebé, merezco disfrutar de este embarazo y de mi vida hasta que vuelva a reunirme con Xavi". Empecé a poder separar los dos embarazos, a distinguir a mis hijos, a darle un lugar a cada uno. 


Ahora intentamos vivir el duelo y el nuevo embarazo a la vez. Es muy duro, muchísimo. Por las noches lloramos por nuestro hijo y por todo lo que hemos vivido, el recuerdo del trauma físico y psicológico quedará para siempre y el embarazo nos hace revivirlo de nuevo.  Pero también intentamos tener momentos de "ilusión". Hemos comprado las primeras cositas para nuestro cuarto hijo y las tenemos colgadas en la habitación para verlas e irnos mentalizando... me he apuntado a costura y estoy haciendo muñequitos y ropita para el bebé en un intento bastante desesperado de sentirme vinculada. 

Tenemos días de todo. Días de añoranza y tristeza y días de un poco más de luz. No podemos proyectar hacia el futuro porque imaginarnos a nuestra hija con nosotros nos hace ver todo lo que no pudimos vivir con Xavi (y lo que él no pudo vivir con nosotros). Ningún hijo sustituye a otro. 

Seguiremos escribiendo en este blog sobre Xavi y el amor que sentimos por él, sobre el dolor de su ausencia y sobre la superación que supone seguir adelante día a día. Y a la vez abriremos un nuevo blog, https://desafiandoprobabilidades4.blogspot.com/, sobre el nuevo embarazo después de la pérdida. Esperamos que estos blogs sean de gran ayuda para otros papás en duelo, para sus familias y amigos y para profesionales que viven de cerca la muerte perinatal.



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