Las semanas después de la muerte de nuestro hijo había una persona que insistía mucho en que tomáramos antidepresivos. Sin embargo los profesionales afirmaban que un duelo medicado es lo peor que puedes hacer... nos dieron tranquilizantes para descansar por las noches, puntualmente, cuando la angustia se apoderaba de nosotros y los llantos no cesaban. Recuerdo las noches de los primeros meses absolutamente horribles. Al irse el sol empezaba a sentir un nudo inmenso en el estomago, no podía comer nada, no podía hacer nada... casi no podía ni respirar. Me invadían los recuerdos del trauma, un parto desgarrador que terminó a las 5 de la madrugada. Sí, las noches fueron muy duras. Lloraba sin parar durante horas...
Sólo con medicación no se puede salir de un duelo igual que solamente dejando que pase el tiempo, tampoco. Con la ayuda de familia y amigos, un poco de palabras amables, un poco de música, un poco de teatro, mucha brisa fresca, sol, flores y naturaleza ...todo esto permite que el dolor baje de intensidad y podemos volver a sentir algo parecido a la felicidad, fugazmente, y poco a poco recuperar nuestras capacidades, volcarnos en nuestros otros hijos y en el trabajo... pero para ello se necesita mucho tiempo, llevamos solo 1 año y nos queda largo camino por recorrer.
Sólo con medicación no se puede salir de un duelo igual que solamente dejando que pase el tiempo, tampoco. Con la ayuda de familia y amigos, un poco de palabras amables, un poco de música, un poco de teatro, mucha brisa fresca, sol, flores y naturaleza ...todo esto permite que el dolor baje de intensidad y podemos volver a sentir algo parecido a la felicidad, fugazmente, y poco a poco recuperar nuestras capacidades, volcarnos en nuestros otros hijos y en el trabajo... pero para ello se necesita mucho tiempo, llevamos solo 1 año y nos queda largo camino por recorrer.
Si no se cuenta con el cariño de los que te rodean el duelo se cronifica (o se aplaca) sin poder transitarlo sanamente haciendo aparecer otras patologías en el futuro.
Con el tiempo he entendido que quien insistía en medicarnos no quería vernos sufrir. No quería sufrir con nosotros. No quería ver nuestro dolor. Una actitud comprensible pero tremendamente egoísta. NADA puede quitarte el dolor. Este dolor impide que te vuelvas loco. Este dolor es fruto del amor infinito que debe sentir un padre hacia un hijo.
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