La desesperación da paso a la apatía absoluta, a la aceptación de que nuestra vida es esta ahora, y está muy lejos de ser la que esperábamos.
Los días de Navidad los he pasado bastante bien pero mi marido ha caído. Nos vamos compensando, cuando uno está fuerte el otro se permite estar débil. Pero todos los sentimientos q he ido manteniendo a raya han desbordado al venirme la regla unos dias antes d tiempo y, como siempre, pisoteando todas nuestras esperanzas y recordándonos con una evidencia aplastante que no tenemos a Xavi con nosotros y que no tendremos lo que secretamente los dos esperamos... q tanto sufrimiento al menos se compense un poquito con un embarazo sorpresa, fruto de nuestro esfuerzo por seguir adelante, fruto de nuestro amor y sin nadie q intervenga.
Desgraciadamente cada mes nos demuestra que no es así. Y las circunstancias que nos rodean ahora tampoco ponen facil hacer un tratamiento, con mi marido recien operado y uno de mis hijos pendiente d otra intervención. Y mientras van pasando los meses y mi vida está parada en esos días en los que pude haber colmado mi felicidad y en vez de eso se desmoronaron todos los pilares de mi vida.
Si alguien llegara a saber como nos sentimos, tan abatidos y desengañados con la vida... qué durdísimo es el duelo, y qué terrible es sumarle encima la infertilidad.
Ayer mi hijo de 3 años me preguntó por qué se había muerto Xavi, por qué? si él quería jugar a coches con él. ¿Por qué se lo llevaron? Yo no quería... Mami, panoel puede salvar a xavi y traerlo esta noche con su trineo. ¿Lo escribimos en la carta por favor?
Cuánto he llorado hoy... Qué enfadada estoy, qué impotencia, qué frustración, qué rabia... cuánto dolor acumulado 😞 Cuánto le echo de menos. Por qué, Dios, por qué? No lo entiendo...