Encontrar a alguien que se quede contigo en silencio es el mejor apoyo para un padre en duelo. Es entonces cuando abres tu corazón y puedes compartir tu dolor, y hacer que este sea menos pesado. Es ordenar tus sentimientos, ir sacando todo lo que llevas dentro, poder llorar, gritar, enfadarte, entristecerte, llorar más y más... Y eso te permite curar la herida poco a poco. Muy poco a poco.
He tenido grandes amigos que han estado a mi lado todos estos meses. Les estaré inmensamente agradecida para siempre. Les debo mi vida, y eso no es poco. Les debo no haber perdido la cordura. Les debo haber cuidado tantas veces de mis hijos. Les debo cientos de abrazos, de palabras tranquilizadoras, de consejos liberadores y apretones de manos disimulados al ver caer una primera lágrima. Les debo salidas, desayunos y cenas que me han permitido volver a sonreír. Les debo no haber perdido a mi marido y también haber cuidado de él. Todos tienen sus problemas también, y algunos problemas muy graves. Pero igualmente han estado aquí. Siempre.
Pero mi marido ha sido mi pilar. No puedo expresar con palabras lo que ha sido para mí. Es el que ha estado cada día, viendo como me apagaba, viéndome morir. Sus palabras han sido mi poso, mi contacto permanente con la esperanza. También hemos tenido que superar momentos muy difíciles juntos: situaciones de absoluta desesperación, cuchillos en mano, ataques de ira, crisis de ausencia, gritos desgarradores que salen del fondo del alma, autolesiones... Juntos hemos visto la peor parte de la vida y de las personas, y también la mejor. Juntos hemos aprendido a amar a nuestro bebé. Juntos hemos llorado con nuestros otros dos hijos y les hemos prometido que todo saldría bien, aunque pasaríamos un tiempo tristes. Juntos hemos conocido nuevos hijos de nuestros amigos y se nos ha partido el alma. Juntos hemos seguido adelante y hemos intentado tener otro hijo... y juntos hemos llorado cada mes al no conseguirlo.
En nuestra boda leímos un texto sobre el amor y al final decía: "El amor lo soporta todo, puede soportar lo insoportable, y cuando todo parece hundirse: trabajo, familia, fe... el amor surge como una esperanza sobre las ruinas"